Cuando este país retomó la acción política luego de la Guerra de 1965, vi durante la campaña electoral de 1966 y 1970 en mi natal Ocoa uno de los episodios más folclóricos: cinco o seis camiones de los que usualmente llevaban papa o café hacia Santo Domingo, que en esas ocasiones iban cargados de campesinos que se agarraban de las barandillas para hacer el largo viaje a la capital a apoyar un mitin del Partido Reformista que postulaba a Joaquín Balaguer.
Usar los recursos del Estado para la política viene de lejos
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