Hace casi 20 años, la muerte de un adolescente en un experimento genético obligó a hacer una pausa en este campo tan promisorio. Pero hoy en día, una serie de asombrosos resultados ha renovado esperanzas de que la manipulación del ADN dejará de estar confinada a tratamientos aislados y pasará a constituir la cura de muchas enfermedades.
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