SANTO DOMINGO. Los equipos grandes y sus aficiones, como el Licey, son insaciables, siempre encuentran un motivo nuevo para estimularse y recargar ganas para el siguiente compromiso. Si en 2016-2017 era despegarse de las Águilas con la corona 22 y crear un colchón de dos campañas en el liderato esta vez es repetir títulos, algo que no logran desde las zafras 1983-84 y 1984-85.
Terminar con 32 torneos sin repetir, la obsesión que esta vez mueve al Licey
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