Eran casi las 11:00 de la mañana, del jueves 14 de junio, cuando Henry Daniel Lorenzo Ortiz, el asesino confeso de Anneris Peña Pérez, de 40 años, pisó el restaurante Patatús, de la calle El Conde. Sus pedidos fueron tres margaritas, su bebida favorita; dos mojitos, trago que según testigos nunca había tomado, y un servicio de alitas picantes con papas fritas.
