Su esposo estaba desempleado y ella embarazada. Bajo esas circunstancias, la estadounidense Kendra Scott sabía que se le tenía que ocurrir algo para generar ingresos.Mientras esperaba el nacimiento de su primer hijo, comenzó a diseñar joyas en su casa.Corría el año 2002 y la joven de 28 años tenía apenas US$500 en ahorros para invertir en su nuevo proyecto.
