Cada día es un nuevo reto para Ana María Gómez, de 54 años. Se levanta a las cinco de la mañana a hervir guandules y sale a venderlos. Cuando regresa a su casa, rápidamente camina unos 100 metros a buscar agua donde una vecina, para después, si la necesitan, salir a limpiar a una escuela para que le den pan y leche para sus dos hijos enfermos.
https://www.listindiario.com/la-republica/2017/12/22/495969/sin-cena-en-la-nochebuena